- animacion-misionera
- / Conferencia / SVD@150

Enviados a Sanar: Testigos de la Luz en un Mundo Herido constituyó el tema de la jornada inaugural de la Conferencia Internacional de Mision
La jornada comenzó con una oración de apertura dirigida por miembros de la Congregación del Verbo Divino (SVD) y de las Misioneras Siervas del Espíritu Santo (SSpS), que marcó un tono reverente y esperanzador.
El P. Anselmo Ribeiro, SVD, Superior General de la Congregación, ofreció un emotivo discurso de bienvenida, expresando su gratitud por la presencia internacional y subrayando la importancia de una misión compartida en el complejo y herido mundo de hoy.
En el discurso inaugural, Luis Antonio G. Cardenal Tagle, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, recordó a los participantes que “El Señor Resucitado—nuestra esperanza—nos envía en misión por el poder del Espíritu Santo.” A través de una rica imaginería bíblica, destacó cómo Jesús se manifiesta en momentos de miedo y confusión—no con reproche, sino con paz y propósito. A través de sus heridas, ofrece sanación y nos llama a la misión. El Cardenal Tagle reflexionó sobre la presencia de Cristo incluso cuando no es reconocido—en el camino a Emaús, en el jardín o junto al mar—transformándonos en misioneros alegres de la reconciliación. Su llamado fue claro: “Es el Señor.” Escuchemos, sigámoslo y dejémonos enviar, una y otra vez.
La conferencia magistral, titulada “La misión de Dios en el mundo actual: Sanar heridas, desafiados por la posmodernidad, aprendiendo de las culturas, inspirados por las religiones,” fue pronunciada por el P. Stephen Bevans, SVD, Profesor Emérito de la Catholic Theological Union de Chicago. El P. Bevans rastreó las raíces de la misión hasta los orígenes mismos de la creación—una manifestación del amor «como de fuente desbordante» (Ad Gentes 2) del Dios Trino. Ese amor sigue atrayendo a toda la creación hacia su plenitud. A través de la encarnación y del Espíritu, Dios ha llamado a la Iglesia a ser sacramento de ese amor.
Celebrando los 150 años de servicio misionero de la SVD, el P. Bevans invitó a renovar el compromiso bajo el lema: “Testigos de la Luz: Desde todas partes, para todas las personas.” Recordó que, pese a las incertidumbres del futuro, Dios sigue llamando a sanar heridas, dialogar con el mundo, abrazar las culturas e inspirarse en la riqueza espiritual de otras tradiciones. La ponencia concluyó con un apasionado llamado a continuar la misión, como colaboradores fieles en el cumplimiento del sueño divino. La sesión fue moderada por Mary Barron, OLA, Presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG).
Posteriormente, los participantes asistieron a uno de los cuatro talleres simultáneos, que abordaron realidades urgentes de la misión hoy:
- Empoderar a los heridos y sin hogar (P. Flavie Villanueva, SVD);
- Enfrentar la violencia y restaurar la dignidad humana en América Latina (Petronella Maria Boonen, SSpS);
- Sanar la creación y el rol del misionero en la ecología (Joseph Kwame Blay, OFM);
- Missio Dei y la crisis migratoria (Gioacchino Campese, CS).
Cada taller ofreció reflexiones prácticas y contextualizadas, reafirmando el papel profético de la Iglesia al acompañar a comunidades heridas.
Tras una breve pausa, la plenaria continuó con una profunda reflexión teológica a cargo de Nicoletta Gatti, profesora de la Universidad de Ghana, titulada “…Por sus heridas han sido sanados” (1 Pe 2,24). Gatti habló de la paz del Resucitado como una gracia que nos permite habitar en el sufrimiento, porque la Resurrección ya está presente en nuestras vidas. Al referirse a las heridas de Cristo mostradas a los discípulos (Jn 20,20.27), las describió como “feritoie”—aberturas estrechas por donde entra el amor de Dios que sana y transforma. Inspirada en la oración “Escóndeme dentro de tus llagas”, invitó a los oyentes a abrazar su dignidad frágil y a ofrecer sus propias heridas sanadas como esperanza para los demás.
La última ponencia del día fue ofrecida por la exsenadora Leila de Lima de Filipinas. En su impactante testimonio, “Santuario y Salvador: La Iglesia en Filipinas durante la guerra contra las drogas,” relató la brutalidad de esa campaña bajo la administración Duterte, que llevó al asesinato extrajudicial de miles de personas. Desde su experiencia personal de casi siete años de injusto encarcelamiento, honró el papel profético de la Iglesia Católica al ofrecer refugio, verdad y justicia. Elogió el valor del clero y los laicos que arriesgaron sus vidas para proteger a las víctimas, dar voz a los silenciados y defender el Evangelio de la vida. Concluyó con un llamado a un examen de conciencia colectivo, a hacer justicia a las víctimas y a renovar el compromiso de la Iglesia con su misión sanadora.
El primer día de la conferencia dejó a los participantes profundamente enriquecidos e inspirados espiritualmente. Los testimonios, las reflexiones teológicas y los intercambios interculturales iluminaron la urgencia y vigencia de la misión en el mundo actual. En conjunto, afirmaron que la Iglesia está llamada a situarse en el corazón del sufrimiento humano—escuchando, sanando y dando testimonio de la Luz de Cristo. Fue un inicio conmovedor para un camino compartido de reflexión, renovación y esperanza.
GMD