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- mayo 2, 2024
Formar Discípulos Fieles y Creativos
El Padre Paulus Budi Kleden y el Equipo Liderazgo
La piedra angular para asegurar la vitalidad duradera de cualquier comunidad religiosa en los tiempos contemporáneos reside en la calidad de su formación. A medida que nos acercamos a nuestro próximo 19º Capítulo General (CG), el último segmento de nuestro lema enfatiza la importancia de ser «Discípulos fieles y creativos en un mundo herido».
Por lo tanto, la formación eficaz abarca una perspectiva amplia e innovadora del proceso mismo y se esfuerza por formar discípulos de profunda fe e ingenio, reflejando el ejemplo de Jesucristo. En consecuencia, la formación se convierte en un camino continuo en el que los individuos buscan continuamente profundizar su conexión con Jesús, el Maestro, la Luz, el Verbo hecho carne.
¿Cómo se fomenta la creatividad y la fidelidad en el discipulado a través de la formación? ¿Cómo puede contribuir el proceso de formación a desarrollar discípulos fieles y creativos? De hecho, existen numerosas respuestas a estas preguntas. Exploremos algunas ideas y caminos extraídos tanto de las prácticas de formación SVD contemporáneas como del ministerio formativo de Jesús, el Rabino, que pueden arrojar luz para abordar estas interrogantes.
Formación SVD
En los últimos años, la comunidad religiosa está experimentando un importante éxodo. Más de 2.000 varones no clérigos han abandonado la vida religiosa. Según una encuesta realizada por L’Osservatore Romano entre diciembre de 2020 y diciembre de 2021, el número global de religiosos no clérigos disminuyó un 1,6%, de 50.569 a 49.774.
El Anuario Pontificio informa de una disminución del 8% en el número de miembros religiosos varones no clérigos entre 2013 y 2018, lo que se traduce en una reducción anual promedio del 1,6%. Una investigación reciente sobre los Hermanos SVD realizada por el Hno. Douglas Simonetti SVD reveló una disminución del 12% entre 2012 y 2018, con una reducción media anual del 2%. Esta disminución se ha acelerado en el periodo que va de 2018 hasta febrero de 2024 con una disminución anual promedio del 3%. Sin embargo, los datos sobre los sacerdotes religiosos en todo el mundo y dentro de nuestra Congregación pueden mostrar caídas más significativas que la de los miembros no clérigos.
Nuestro Superior General, el Padre Paulus Budi Kleden, ha reconocido el desafío que enfrenta hoy cada cohermano SVD: Promover vocaciones y desarrollar programas de formación efectivos en las Provincias, Regiones y Misiones (PRM).
La calidad de la formación dentro de nuestra Congregación comienza con un enfoque creativo e innovador para comprender el concepto de formación. Ya no se limita a las etapas iniciales, sino que abarca tres fases clave: Promoción vocacional, formación inicial y formación permanente.
Animación o Promoción Vocacional
A medida que la formación dentro de nuestra Congregación evoluciona para abarcar el desarrollo continuo, también debemos adoptar una nueva perspectiva sobre la animación vocacional. En lugar de depender únicamente de la identificación y el nombramiento de promotores o equipos vocacionales, deberíamos fomentar una conciencia más amplia de la promoción vocacional en toda la Congregación. Abordando esta tarea con creatividad y fidelidad, podremos superar los obstáculos y desafíos que puedan surgir.
Un enfoque práctico es reconocer que la animación vocacional implica más que reclutar candidatos. Implica nutrir, guiar y apoyar a las personas en cada etapa del viaje. En lugar de enfatizar únicamente la vocación sacerdotal, deberíamos resaltar la vocación religiosa misionera más amplia. Nuestro enfoque principal debe ser siempre la promoción de la vida religiosa misionera, incluyendo a los hermanos y sacerdotes.
Además, debemos reconocer que la animación vocacional no es responsabilidad exclusiva de los promotores o equipos vocacionales designados. Es un deber que comparte cada miembro de la SVD, independientemente de su rol o contexto de misión. Sin embargo, es esencial reconocer que en algunas PRM existe una clara necesidad de apoyo fiel, seguimiento de los planes estratégicos, implementación y evaluación periódica para garantizar esfuerzos prácticos de promoción vocacional.
Formación inicial
Un equipo de cohermanos SVD, de diferentes orígenes y designados por el Generalato, elaboró recientemente un documento titulado Ratio Formationis Generalis, destinado a servir como guía general para la formación tanto de hermanos como de sacerdotes. Uno de los desafíos encontrados durante su desarrollo fue establecer un programa de formación inicial consistente y cohesivo en todas las Provincias, Regiones y Misiones (PRM). Esta dificultad surgió de los diferentes contextos en los que se produce la formación en las diferentes PRM.
A grandes rasgos, nuestra formación inicial suele seguir una progresión estructurada a través de las etapas de prenoviciado, noviciado y posnoviciado. Sin embargo, es esencial señalar que si bien la Ratio Formationis Generalis proporciona un marco integral para la formación, la formación inicial es sólo un aspecto de su alcance más amplio.
Este documento es una herramienta valiosa que alienta a las PRM a permanecer fieles e innovadoras en la revisión, renovación y actualización de sus programas de formación. Estos esfuerzos son esenciales para garantizar la continua vitalidad y longevidad de nuestra Sociedad.
Ser fieles y creativos a la formación permanente.
Un desafío importante que enfrenta hoy la vida religiosa consagrada es la tendencia a confinar la formación únicamente a sus etapas iniciales, asociándola a menudo exclusivamente con casas, centros o seminarios de formación. Esta comprensión estrecha de la formación puede llevar a la idea errónea de que el proceso de formación se completa una vez que los individuos abandonan estas instituciones. En consecuencia, fomenta una mentalidad de que los votos perpetuos marcan la culminación del propio camino de formación, sin necesidad de un desarrollo continuo.
Es crucial reconocer que la formación se extiende mucho más allá de los confines de las instituciones formales y continúa durante toda la vida. Esta comprensión requiere un cambio de perspectiva hacia la formación permanente, enfatizando el crecimiento personal y comunitario. La formación no es estática sino dinámica e involucra a personas de todas las edades y etapas de la vida religiosa. Persiste hasta el final de la vida. Por tanto, debemos comprometernos con la fidelidad y la creatividad en la formación permanente, abrazando su carácter continuo y evolutivo.
La fidelidad y la creatividad bajo tres disciplinas formativas sobre el rabinato de Jesús
Nos remontamos a la época de Jesús y vemos sus dos años de ministerio público como un período de formación. Según los evangelios, sus discípulos y seguidores se dirigen a Jesús como el Rabi. Desde esta perspectiva, identifiquemos a Jesús como formador, a sus discípulos como formandos y al discipulado como el rabinato, que puede entenderse como un período de formación.
El rabinato de Jesús es un excelente ejemplo de formación con calidad, donde Jesús preparó a sus discípulos de manera creativa y fiel bajo tres disciplinas formativas.
Auto-aceptación; Auto-disciplina; Auto-renuncia.
Auto-aceptación. Jesucristo abrazó tanto su identidad divina como su identidad humana sin negarlas. Se reconoció a sí mismo como Mesías e Hijo de Dios, reconociendo al mismo tiempo sus orígenes terrenales como Jesús de Nazaret, habitante de Galilea (Mt 4,12-18; 27,69; Mc 1,14-16). Abrazó su origen humilde, nacido en una familia de bajos ingresos y criado por un padre carpintero en el pequeño pueblo de Nazaret, ubicado en la empobrecida región de Galilea (Mt 13:55; 4:23; Mc 2:1).
Al llamar y seleccionar a sus discípulos, Jesús afirmó consistentemente sus historias y antecedentes, aceptándolos tal como eran y de dónde venían (Mt 4:18-22; 9:9; Mc 1:16-20; 2:13-14). . El camino de autoaceptación para discípulos como Pedro fue a menudo desafiante, marcado por momentos de resistencia y negación de Jesús (Jn 13,6-8; Mt 26,70,72,74), lo que lo llevó a períodos de duda y de regreso a sus orígenes, a su vida anterior (Jn 20,6-10; 21,3-7). Sin embargo, después de la resurrección, Pedro finalmente abrazó su identidad como seguidor de Jesús y se comprometió por completo con su misión (Jn 21:17), demostrando fidelidad hasta el final.
Al aceptar su identidad y misión, Jesús voluntariamente renunció al poder y la autoridad, eligiendo en cambio cumplir fielmente la Voluntad de Dios con humildad (Filipenses 2:5-8). Este compromiso sacrificial ejemplificó su dedicación al plan de Dios.
Auto-disciplina. Durante el ministerio público de Jesús, sus discípulos recibieron formación en la autodisciplina a través de diversas actitudes y acciones, entre ellas la oración, la vigilancia, el apoyo mutuo (como se ve en Getsemaní – Mt 26,36-45; Mc 14,32-41), así como en el servicio y la humildad (Mt 22,8-12; Lc 22,24-27; Jn 13,13-17). Esta autodisciplina sirvió como fuerza impulsora y estilo de vida, permitiéndoles cumplir fiel y creativamente la voluntad de Dios en sus campos misioneros.
Antes de llamar a sus discípulos y embarcarse en su misión, Jesús ejemplificó la autodisciplina a través de su preparación como hábil rabino y mentor (Mt 4:1-11; Lc 4:1-13). Aquí, la autodisciplina no se trata de castigo sino más bien de estar abiertos a la guía del Espíritu Santo o la voluntad de Dios. La experiencia de la tentación de Jesús en el desierto ilustra esta actitud de autodisciplina basada en la confianza en el Espíritu Santo.
El ejemplo de Jesús invita a sus discípulos, incluidos nosotros, a estar llenos del Espíritu Santo y ser guiados por él (Mt 4:1 – Πνεύματος Ἁγίου) en lugar de depender únicamente de nuestra propia voluntad o deseo. Como miembros de la Sociedad del Verbo Divino, recordamos a nuestro fundador, Arnoldo Janssen, que enfatizó la autodisciplina y la confianza en el Espíritu Santo y la Voluntad de Dios.
Auto-renuncia. En las enseñanzas rabínicas de Jesús, la renuncia a uno mismo es un principio fundacional en la formación, que encuentra su esencia en el mandamiento del Amor (Jn 13,34-35; Jn 15,12-17; Mt 22,36-40). Para seguir a Jesús y ser discípulos fieles, debemos abrazar la renuncia radical a nosotros mismos.
Este principio se repite en pasajes como Lucas 14:33, donde Jesús declara que uno debe renunciar a todas las posesiones, y Mateo 16:24, donde enfatiza la necesidad de negarse a uno mismo. Este llamado a la renuncia abarca no sólo las posesiones materiales sino también los apegos personales, incluidas las relaciones e incluso el propio interés.
Para ser discípulos fieles y creativos, debemos atender al llamado de Jesús a renunciar a todos los bienes y apegos terrenales, tomar nuestra cruz y seguirlo (Mt 6:19-21,24,25-28; Mt 16:25; Mt 19 :21; Marcos 10:21; Lc 9:61-62; Esta renuncia no es simplemente un acto físico sino una profunda disposición interna de desapego y entrega a la voluntad de Dios.