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Reflexiones sobre la Transición: Abrazando el Nuevo Liderazgo y los Compromisos Misioneros en la Sociedad del Verbo Divino

Han pasado solo tres semanas desde la celebración del XIX Capítulo General de nuestra Sociedad. Se ha llevado a cabo una rápida transición de liderazgo del Consejo General saliente al entrante, y el nuevo equipo administrativo general ya ha comenzado su mandato de seis años. Las demandas del momento y la necesidad de que este nuevo equipo asuma inmediatamente el liderazgo muestran que algo diferente está sucediendo, abriéndonos la oportunidad de reflexionar sobre lo que Dios quiere decirnos.

El XIX Capítulo General siguió un parámetro convencional en su proceso de preparación. Durante tres años, toda la Sociedad, incluidas nuestras casas de formación y grupos de asociados laicos, estuvo involucrada en el proceso. Hasta unas semanas antes de su inicio, teníamos la sensación de que las deliberaciones del Capítulo podrían dedicarse casi en su totalidad a reflexionar sobre el discipulado fiel y creativo frente a un mundo herido. Además, el nuevo Consejo General, como parte de las respuestas a los desafíos experimentados en la base, tendría tiempo para planificar y construir el equipo de liderazgo. Sin embargo, el nombramiento del P. Budi Kleden, el entonces Superior General, como Arzobispo de Ende en Indonesia provocó un cambio en el patrón establecido, alejándonos de nuestros planes preconcebidos. Ya no era posible pensar en la continuidad en términos de liderazgo y estrategias, sino más bien en la construcción de un nuevo equipo para enfrentar nuevos desafíos.

Vale la pena hacer una primera pregunta aquí: ¿Qué nos dice Dios cuando los cambios en los planes o las realidades cambiantes requieren que estemos preparados, especialmente cuando los planes personales o los proyectos comunitarios sufren cambios repentinos que nos llaman a otro nivel de compromiso?

No hay duda de que el Capítulo General cumplió con su tarea de revisar, evaluar y proponer nuevas prioridades. En su declaración final, se destacan preocupaciones sobre el proceso de formación, que comienza con la promoción vocacional y se extiende a lo largo de nuestra vida misionera. La relación intrínseca de nuestra identidad misionera con la proclamación de la Palabra de Dios se presenta como una parte fundamental de nuestro proceso de fidelidad y discipulado. Se entiende que nuestra búsqueda de respuestas creativas a los desafíos misioneros actuales implica aspectos socio-ecológicos, áreas de educación, apostolado, junto con los ministerios de la familia y la juventud, y la colaboración activa con los socios laicos en la misión. La sabiduría del XIX Capítulo General se ha convertido ahora en el compromiso de toda la Congregación. Abrazar la realidad de un mundo herido, reconociendo nuestras propias vulnerabilidades, es el camino por el cual el Espíritu Santo nos guía en este proceso de renovación misionera religiosa al que estamos llamados en este momento. Este mismo Espíritu, que impregnó las sesiones plenarias del Capítulo, que hizo su presencia visible en las actividades de los grupos básicos, que reveló las realidades de las Zonas y que nos llevó a través del proceso de elección, nos exige un compromiso renovado e innegociable con el futuro de la misión de la SVD.

Finalmente, la celebración del XIX Capítulo General confirmó nuestra capacidad para vivir interculturalmente y dar testimonio de fraternidad. La presencia de observadores laicos y de las Hermanas SSpS durante las cuatro semanas del Capítulo también fue una oportunidad para testificar sobre nuestra comunión y colaboración. Nuestra vida y misión interculturales son un regalo que el Señor nos ha dado y debemos apreciarlo con responsabilidad y gratitud. Somos parte de esta familia misionera fundada por San Arnoldo Janssen, y nuestra unidad es una fuerza motriz de la misión que se nos ha encomendado. Pensemos en la imagen bíblica de los talentos y en cómo asegurar que este verdadero tesoro no se esconda, sino que se multiplique en la vida de las personas y las comunidades a las que servimos. Damos gracias a Dios por esta bendición.

Como equipo llamado al servicio de animación, coordinación y administración de nuestra Congregación, agradecemos a todos aquellos que nos precedieron en la misión. Expresamos de manera especial nuestra gratitud a nuestro querido P. Budi Kleden, ahora arzobispo electo de Ende, y a los miembros del Consejo General que completaron su servicio junto con el cierre del XIX Capítulo General. Agradecemos al P. José Antunes da Silva, al Hno. Guy Mazola Mido y al P. Jude Raymun Festin por su generosa dedicación durante los años de su servicio en la Generalato. Agradecemos y confiamos en todos ustedes, queridos cohermanos, de diferentes campos de misión alrededor del mundo. Gracias por el apoyo mostrado y las oraciones prometidas.

Queridos cohermanos, hermanas SSpS y SSpS-AP, asociados laicos y colaboradores en la misión, nuestro primer y humilde paso en este camino de servicio en el liderazgo de nuestra amada Sociedad del Verbo Divino es reconocer que la misión a la que hemos sido llamados es Missio Dei. Somos solo siervos llamados a dejar que la luz de Cristo brille a través de nosotros. Reconocemos y valoramos nuestras diferencias y compartimos la misma vocación misionera. Las demandas del momento no solo nos instan, sino que nos contextualizan en un camino sinodal conjunto donde la misión es una consecuencia de la comunión y la participación. Nadie debe sentirse excluido de este proceso, el cual confiamos está en manos de Dios.

P. Anselmo Ribeiro y el equipo de liderazgo

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